Llevo unos días removida. Siento que estoy atravesando un momento muy especial, lleno de matices. Por fuera todo fluye con dulzura; por dentro, algo se está moviendo profundamente.
Me siento agradecida. Me gusta cómo estoy construyendo mi vida. Pero también hay preguntas, emociones que me invitan a parar y mirar adentro.
El regreso y el choque
La vuelta después de estar por Asia… solo pisar el aeropuerto de Barcelona sentí que tal vez me había equivocado. De repente, empecé a notar mucha negatividad. En el tren me pasé una hora escuchando a un hombre quejarse de toda su vida.
En el vagón estaba todo el mundo en silencio, menos ese hombre que hablaba muy fuerte… y en una hora no dijo ni una palabra neutral, y mucho menos positiva.
Tengo que reconocer que dentro de mí aparecía una voz que me decía:
“Adriana, interrúmpelo un momento y dile: Sí señor, usted tiene razón. Va a morir antes de jubilarse.”
Así que bueno, la bienvenida que sentí al llegar a Catalunya no fue la esperada, ni me sentí demasiado arropada.
Había algo en mí que me decía: vete de nuevo.
Pero también otra voz que decía: ya estás aquí, no te precipites.
Reestablecerme en casa
Han ido pasando los días y, al volver a estabilizarme en el Pirineo, la vida cada día me está brindando todo aquello que pido y/o pienso. Me siento arropada, siento amor y mucho agradecimiento por cómo está yendo todo.
Tengo una sensación general de que estoy en un momento de transformación.
Lo visualizo como el proceso de una mariposa: me siento en ese punto en el que estoy rompiendo el capullo para salir a explorar desde otro lugar.
Siento que hay una Adriana del pasado con la que ya no me identifico… y otra que está por llegar, que no sé quién es, pero tengo muchas ganas de descubrirla.
Convergencia de tiempos
En estos días me siento bastante removida y reflexiva. Me he reencontrado con personas… algunas del pasado, otras que siguen siendo parte de mi presente, y otras que parecían futuro…
Y de repente: pasado, presente y futuro convergen en un mismo instante y se hacen todos presentes.
Esto me ha llevado a un estado emocional alterado, después de tanta armonía.
Un estado que me ha hecho parar. Observarme.
Un estado que me ha hecho decirme:
“Adriana, tal vez es momento de cuidar esta área de tu vida. De cuidar los vínculos y las relaciones.”
El área que no quería mirar
Llevo muchos años en terapia, trabajando, madurando esta nueva manera de vivir, observando patrones, creencias, lealtades… en cada área de mi vida: familia, profesión, salud, hobbies…
Pero, ¿y el mundo de las relaciones más allá de la familia?
Esta área nunca la he priorizado. Y siento que ha llegado el momento.
No había sido consciente de cuánto me afecta en mi libertad.
#ExperimentoLibertad y la prisión que se ensancha
Hace más de medio año decidí emprender un viaje físico, pero con el propósito de hacer un viaje espiritual, un viaje de introspección.
Le puse nombre: #ExperimentoLibertad.
He aprendido muchísimo en este tiempo. Me he sacado muchas cadenas.
Más que cadenas… a mí me gusta visualizarlo como una prisión.
Siento que los humanos vivimos así: en prisiones internas, con paredes hechas de creencias, lealtades, mandatos…
En este viaje, he ampliado mi prisión. La he hecho mucho más grande.
Ya no me siento atrapada, ni con miedo, ni con tanto agobio.
El techo está más abierto. Tal vez no está completamente destapado, pero puedo ver perfectamente la inmensidad… aunque a veces se nuble un poco.
El libro y la puerta
Ayer leí un libro que ya pasa a ser mi favorito: HARU, de Flavia Company.
Comparto este fragmento, que me atravesó:
Mitsu, esta noche tienes que volver a soñar con tu pasillo. Pero recuerda esto: cuando atravieses la puerta que hay al final del túnel y pases al siguiente tramo, antes de seguir caminando, cierra la puerta que queda detrás. Abrir una puerta nueva sin cerrar la anterior nunca lleva a ningún lugar.”
Y sí. Abrir una puerta nueva sin haber cerrado la anterior nunca te lleva a ningún lugar.
Lo veía tan claro en los demás…
Y no me daba cuenta de que era yo.
Que eso que veía en los demás no era más que mi propio reflejo.
No sé si los demás debían cerrar esas puertas o no, pero era evidente que la vida me lo estaba mostrando una y otra vez.
Un momento de revisión
Así que siento que estoy justo ahí:
En un momento de revisión del área de los vínculos y las relaciones.
Un momento de observación, de ordenar, de cerrar puertas…
Para poder abrir nuevas desde otro lugar.
Agradecimientos y cierre
Gracias a las personas que me rodean por todas las conversaciones de estos días.
Gracias a mí por darme cuenta de esto que creo que es un gran punto de inflexión en mi crecimiento.
Gracias a la vida por brindarme todo lo que me da y hacerme consciente cada día un poco más.
Me ha parecido bastante mágico que pasado, presente y futuro puedan converger en un mismo instante… para hacerse todo presente… y distorsionar mi momento.
“La maestra dice: el sol y la luna conviven en el firmamento, Haru. Cuando una impera, es de noche; cuando la otra, es de día. Pero en el mundo, es de día y de noche al mismo tiempo.”
Y me ayuda a comprender mejor lo que estoy sintiendo ahora mismo.
Esa ambivalencia de emociones que parecen opuestas…
Pero es evidente que sin alegría no puede existir la tristeza.
Y que ambas deben coexistir.
Solo depende de cuál me acompañe en cada momento.