Saltar al contenido

Coherencia: El equilibrio entre lo que pienso, digo y hago

 
Desde hace tiempo, la palabra coherencia resuena con fuerza en mi vida. En conversaciones, formaciones y reflexiones personales, noto cómo la necesidad de ser coherente, de alinear lo que pensamos, decimos y hacemos, cobra una importancia cada vez mayor. Es como si el universo me estuviera lanzando un mensaje claro: pon atención a tu coherencia, porque es fundamental para tu bienestar.

El diccionario define la coherencia como la conexión y ausencia de contradicción entre las partes de un argumento o doctrina, considerados como una totalidad. Dicho de otro modo, la coherencia es actuar conforme a lo que pensamos y decimos. A simple vista parece un concepto fácil de comprender, pero en la vida real, practicarla es todo un reto para mi.

Coherencia en los demás y mi propia reflexión

En diferentes ámbitos de mi vida, ya sea en lo profesional, en mis amistades, en formaciones… escucho constantemente discursos que invitan a la coherencia. Son argumentos que me parecen poderosos, llenos de sabiduría y que abogan por la autenticidad. Sin embargo, lo que me ha inquietado últimamente es notar que esas palabras muchas veces no se ven reflejadas en las acciones de quienes las pronuncian.

Cuando observo esta desconexión entre lo que dicen y lo que hacen, me genera una profunda desconfianza. ¿Cómo puedo confiar en alguien que no actúa de acuerdo con lo que predica? Esta falta de coherencia en los demás me lleva inevitablemente a mirarme a mí misma: ¿Estoy siendo coherente? ¿Mis actos reflejan lo que realmente pienso y digo?

El desafío de ser coherente conmigo misma

Llevo tiempo trabajando en mi propia coherencia ligado a el tema de mentiras que explicaba en un artículo anterior, y siento que, poco a poco, lo voy logrando. Sin embargo, la vida no es estática, y en este momento de cambios profesionales y personales, mantenerme coherente se ha vuelto más complicado. Estoy viviendo muchas emociones intensas y, a veces, contradictorias, lo que me hace tambalear. A esto se suman ciertas creencias y lealtades que me remueven internamente, y me hacen preguntarme si estoy siendo realmente fiel a mí misma.

Una de las áreas en las que más noto esta lucha es en mi deseo de realizar un viaje largo, indefinido, un viaje que he postergado durante años. Este viaje no es solo un desplazamiento físico, sino una búsqueda de libertad interior. No es tanto el hecho de viajar en sí, ya que lo he hecho antes, sino de hacerlo desde otro lugar, con la necesidad de romper con viejas creencias y liberarme de ciertos miedos.

Excusas y miedos que me frenan

A pesar de que sé lo que quiero, siempre encuentro razones para posponerlo. Una oportunidad profesional aparece, y entonces pienso: «mejor espero un poco más». La familia, que aunque no veo tan a menudo por vivir lejos, sigue siendo una gran preocupación. El miedo de no saber cuánto tiempo estaré lejos, de estar a miles de kilómetros de distancia, me frena.

Y luego está la cuestión económica, el miedo a no tener ingresos estables durante un tiempo prolongado. Sin embargo, en este aspecto, el verano me ha servido para darme cuenta de que puedo ser más libre de lo que pensaba. Trabajar en la hostelería me ha enseñado que no necesito un trabajo estable y rígido para tener seguridad económica. Esta nueva perspectiva ha sido liberadora, pero aún me queda enfrentar esos miedos internos.

El viaje hacia la libertad y la coherencia

Al revisar estas áreas de mi vida, me doy cuenta de que los cambios me han ayudado a ver con más claridad dónde estoy y hacia dónde quiero ir. Poco a poco, estoy logrando integrar la coherencia en mi día a día. Y aunque no siempre es fácil, cada paso hacia una mayor coherencia me genera un bienestar indescriptible.

El viaje que quiero emprender es hacia mi libertad interior, una aventura que va más allá de lo físico. Sé que necesito poner distancia para reencontrarme conmigo misma, para romper con lo que me retiene y conectar con mi esencia. Y este viaje, como mi propio proceso de coherencia, es algo que debo permitirme sin más excusas.

Vivir con coherencia en todas las áreas de mi vida es un desafío constante. A veces siento que hay una guerra interna entre lo que quiero hacer y lo que debo hacer. Pero cuando logro alinear esos aspectos, cuando consigo que mis pensamientos, palabras y acciones estén en sintonía, la satisfacción es inmensa. Porque en el fondo, la coherencia no es solo un ideal que busco alcanzar, sino una práctica diaria que me acerca a esa libertad que tanto anhelo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Comentarios (6)

Suposo que és complicada aquesta lluita i dir-ho i fer-ho és molt diferent… però penso que el que has de fer és actuar segons el que tu vols, no segons el que hauries de fer… no li deus res a ningú. Fa temps que parles d’aquest viatge… t’està cridant! Dona-li la mà 🙂

Responder

Bonica, gràcies per llegir-me i comentar. Sí, respecte el viatge així és, decidit. <3 No és tan per el viatge, sino com dic, és un viatge cap a la meva llibertat interior. Una abraçada molt tendre!

Responder

Seguro que lo consigues, tenerlo claro y si puedes superar tus propias limitaciones y te atreves a dejar atrás los miedos
Ojalá lo consigues Adriana.
La vida no siempre lo pone fácil rectifico, la vida no lo pone fácil nunca 💪.Un abrazo 🤗

Responder

Muchísimas gracias por leerme y por tu comentario. La vida… la vida nos pone retos continuamente para evolucionar, o así lo veo yo. La vida me ponen constantemente en situaciones donde hay algo que debo aprender para avanzar y si no lo hago se repite y se repite… Un abrazo fuerte!

Responder

Vaig pasos per darrera teu, llegir-te és una guía de com poguer donar nom a les situacions que necesiten una reflexió diferent, que han de transformar per a convertir-les en positives, ó comodès.
Bona expressió, text clar amb contingut entenedor; m’agrada llegir-te 🙌😃

Responder

Moltísimes gràcies per el teu comentari. Què maco llegir-te! M’encanta que t’arribi i et pouguis veure d’alguna manera identificat. Gràcies Bernat! T’abraço!

Responder