Me he movido profesionalmente, sobre todo en el sector industrial. Un entorno algo hostil para mí de entrada, aunque después de haber hecho una ingeniería informática ya empezaba a estar curtida.
¿Por qué lo sentía un entorno hostil?
Pues como te puedes imaginar el sector industrial todavía a día de hoy lo forman sobre todo hombres, especialmente en los cargos de mayor responsabilidad.
Yo me inicié en este sector cuando tenía 23 años, mujer y rubia. Un prototipo que parece que como mujer, haber estudiado una ingeniería informática no tenía cabida y si le sumamos que soy rubia parece que no debería haber sido capaz de sacármela. Sentía que sólo existía mi físico y mi género, mis conocimientos carecían de valor.
Digo esto fruto de todos los comentarios que he ido recibiendo a lo largo de los años, tanto en la carrera como en el entorno profesional.
Comentarios como:
- ¿Qué haces en esta clase? Una chica como tú aquí no encaja.
- ¿Cómo puede ser que una chica como tú trabaje en el departamento de informática?
- ¿Me puedes pasar mejor con tu compañero para resolver la incidencia?
- ¿Qué guapa eres, qué haces aquí?
- …
Y un largo listado de comentarios, cuestionamientos y observaciones referentes a mi físico y/o género. Más adelante haré un artículo dedicado a mis experiencias sobre estas situaciones.
Esto me generaba continuamente debates internos y un montón de emociones que no quería atender y fui construyendo toda una serie de armaduras para seguir en ese camino y sostener de la forma que buenamente podía todos los obstáculos que me iba encontrando. Al mismo tiempo que me desconectaba de mis emociones.
Parte de mi trayectoria profesional
En mi trayectoria profesional como ingeniera informática y posteriormente como “Digital Project Manager», estaba muy cerca de los equipos directivos, tenía relación directa. Veía cómo se tomaban las decisiones, el papel que tenía cada uno de los miembros, cómo se relacionaban entre ellos, etc
Había muchas cosas que me llamaban la atención como la incoherencia de las actitudes que se daban dentro de una reunión y las que se toman fuera.
Cómo había muchos juegos políticos entre los miembros para conseguir decisiones de nuevos proyectos, así como la decisión de los budgets y manipulación de éstos entre departamentos.
Con el tiempo podía ver claramente que a pesar de haber una jerarquía muy marcada en las empresas, no parecía que los roles que figuraban por escrito en los organigramas correspondieran con las tareas y responsabilidades reales que veía que asumía cada miembro. Sentía y veía mucho desorden.
Mi experiencia
Sin ir más lejos hablaré de mi caso particular. De mi última etapa en el sector, desde la posición de “digital project manager”. Un cargo nuevo en la empresa, donde todavía no tenían definidas sus funciones, tareas y responsabilidades.
Nuevo cargo nuevo inicio, idealización
Cuando creí y sentí que tal vez tenía la oportunidad de tener un nuevo cargo en la posición que me había estado preparando a nivel académico y profesional, tenía una motivación interna, estaba alegre, tenía ambición, me sentía ilusionada.
La posibilidad de conseguir lo que estaba buscando me hacía sentir empoderada y con un objetivo claro. Iba cobrando todo sentido, el tiempo que había dedicado a las formaciones y la experiencia adquirida.
Las nuevas oportunidades para mí siempre han sido retos, opciones a descubrir y crecer. Los retos me despiertan la curiosidad, me generan motivación…
Me imaginaba en mi nueva posición, emocionada, desarrollando y construyendo proyectos. Creando un equipo donde se pudiera desarrollar la creatividad y la consecución de los objetivos con una comunicación orgánica. Un cierto poder de decisión que me permitiera sentirme realizada y nutrida. Un ascenso salarial en coherencia con la posición.
Realidad que viví
Por encima de mí había un director digital. Cabe decir que al inicio del departamento el director digital me convocó a una reunión para conocernos e iniciar el trabajo, así como para exponerme que él de temas digitales no sabía, ya que venía del área comercial.
Es un buen profesional y entiendo que su experiencia era superior a la mía, en otras áreas.
Me comunicó que debería de ser su mano derecha, que debía enseñarle el mundo digital.
De entrada me descolocó mucho, por un lado me hacía sentir que confiaba en mí, pero por otra parte siempre había asumido que aprendería de mis superiores más que ellos de mí, en lo que respecta al área profesional y no al revés.
Cuando me comunicaron mi cargo, el CEO (Chief Executive Office) y el CIO (Chief Information Office), ya no me gustó el salario que le acompañaba ni la posición. Mi idealización de la situación no iniciaba como esperaba, pero bueno, no era mi único objetivo el tema económico, por lo que seguía con ganas de experimentar esa nueva oportunidad.
Cómo tenía un cargo nuevo no estaba definido cuáles eran las tareas y responsabilidades de la posición. Así que fui asumiendo y desarrollando las tareas que se me pedían y otras que por el tipo de trabajo sentía que también eran responsabilidad mía.
Definí i Construí el equipo
- Busqué personal
- Realicé entrevistas de trabajo
- Seleccioné los perfiles adecuados para desarrollar los proyectos
Lideraba un equipo que nos dedicábamos a desarrollar proyectos de marketing, comunicación e integración de softwares.
Definía la estrategia de cada uno de los proyectos. Los budgets necesarios para cada uno. Gestionaba y organizaba el equipo, asignando las tareas a cada miembro. Entre otras muchas.
Iban pasando los meses y mi motivación iba disminuyendo. Tenía un malestar interno que no entendía, puesto que de algún modo estaba en la posición que había idealizado. Pero la posición, las tareas, responsabilidades y salario las sentía con incoherencia.
Departamento de Recursos Humanos (RRHH)
No me sentía apoyada por el departamento de RRHH, puesto que por ejemplo como he comentado la búsqueda de personal, la hicimos desde el departamento digital, sin un apoyo directo de RRHH, más que por la parte administrativa de firma de contratos.
A nivel individual ni siquiera tenían definido que representaba estar en la posición de “Digital Project Manager”.
Cuando cobró sentido mi malestar
Después de muchos meses y varias solicitudes, Recursos Humanos colgó la DPT (“Descripción del puesto de trabajo”) correspondiente a mi cargo.
Aquí es cuando cobró sentido mi malestar interno. Llevaba meses sintiendo que las tareas que asumía, rol, etc. no eran coherentes con mi cargo, salario y posición.
Al leerla se me despertaron muchas sensaciones. Claramente estaba asumiendo muchas más responsabilidades de las que me correspondían según la DPT. Se me hizo evidente que no estaba ocupando la posición que me correspondía. Al mismo tiempo que quedaba claro que RRHH no sabía qué trabajo hacía, ni desarrollábamos exactamente en el departamento.
No me estaba respetando, no era coherente con la posición que debía ocupar dentro del sistema departamental en la empresa.
Desorden en los sistemas
Este hecho, entre otros, me hicieron dar cuenta de que el desorden que se genera en los sistemas, es el encargado muchas veces de generar los conflictos internos y externos, dificultades en la comunicación, incoherencia en las responsabilidades, malentendidos, etc.
Nace de aquí mi inquietud por descubrir cómo el desorden en los sistemas tiene una repercusión directa en la salud de éstos.
Gracias a las experiencias de incoherencia interna
Gracias a la experiencia que viví en los últimos años en el sector industrial, empecé a abrir mi mirada y motivación hacia otras áreas. Inicialmente con el coaching sistémico, dando sentido a la incomodidad que llevaba años experimentando.
Los momentos o épocas de malestar, aunque en muchos momentos no me dejan ver más allá de éste, también son los que más me han ayudado y enseñado a crecer.
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